Con retos grandes en el costo para su masificación, dado que hoy por hoy el automóvil eléctrico nuevo más económico de cinco pasajeros cuesta 84 millones de pesos, más del doble que el más sencillo de combustión según la revista Motor, la transición energética hacia unidades de cero emisión en el parque automotor avanza con cifras y hechos relevantes.
A febrero, según el Ministerio de Transporte, en el Registro Único Nacional de Tránsito estaban reportados 7.141 vehículos eléctricos, dato que si bien es mínimo frente a un parque automotor de más de 6,7 millones de automóviles, camionetas, camiones y buses, ha venido creciendo considerablemente en los últimos años.
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Las más recientes cifras de la Asociación Nacional de Industriales (Andi) y la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) muestran que entre enero del 2020 y marzo pasado se comercializaron 3.740 unidades que se alimentan solo de energía eléctrica, al tiempo que en enero, según el Ministerio de Minas y Energía, se cumplió la meta del cuatrienio en esta materia, ya que la cifra llegó a 6.817 unidades registradas frente a un objetivo de 6.600.
Según la entidad, como producto de la Ley 1964 del 2019, que promueve el uso de este tipo de vehículos, Colombia viene liderando la venta de vehículos exclusivamente eléctricos en América Latina desde el 2019 a la fecha.
De acuerdo con los datos más recientes de la Andi y Fenalco, de crecer apenas 1,7 por ciento en 2021 el número de unidades vendidas frente al 2020, en el primer trimestre de este año se vendieron 1.104 carros de este tipo, un 232 por ciento más que en el mismo período del año pasado, cuando el nivel de crecimiento fue del 40 por ciento.
Y tras expedirse el año pasado la reglamentación que definió los estándares para la infraestructura de carga de vehículos eléctricos e híbridos enchufables, el sector privado comienza a desplegar más infraestructura para los vehículos que ruedan en las ciudades principales, pero también entre ellas.
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Este es uno de los carros de la prueba, cargando en una estación se servicio en Tuluá
Terpel
Esta semana, Terpel, junto con Autogermana, hicieron una prueba en la ruta Cali-Bogotá, en la que cinco vehículos eléctricos, tres BMW y dos Mini, cubrieron esta ruta de 464 kilómetros y pudieron hacer recargas en estaciones de servicio de la empresa que tradicionalmente ha distribuido combustibles, para mantener la autonomía.
Si bien la ruta ya cuenta con cuatro electrolineras, como se les conoce a estas estaciones de carga, en Tuluá, Calarcá, Melgar y Soacha, uno de los vehículos BMW solamente cargó en Tuluá y luego en Soacha. Otro de estos carros inició con el 70 por ciento en Tuluá, no recargó en Calarcá y lo hizo en Melgar para llegar a Soacha.
Curva de aprendizaje
En principio las camionetas tienen una autonomía de más de 400 kilómetros con una carga de batería, y los Mini, 200 kilómetros, pero el uso del aire o calefacción, la velocidad a la que se decida ir o las características de la ruta influyen también. De ahí la importancia de la ruta escogida para esta prueba, en la que la mayoría del itinerario era en ascenso, lo que consume más carga, incluyendo la empinada subida de Calarcá al túnel de La Línea y el extenso tramo en ascenso entre el Boquerón y el alto de Rosas, antes de Bogotá.
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Los técnicos que estuvieron en la prueba indicaron que parte del aprendizaje para los conductores de estos nuevos automóviles será cómo manejar de manera más eficiente para conservar más carga de batería, lo que incluye los hábitos para acelerar, usar el aire acondicionado o la calefacción y la forma de aprovechar las bajadas, ya que en estos tramos las baterías van recuperando carga.
También, quienes utilicen los carros eléctricos para viajes largos por carretera, en la medida en que vayan aumentando los puntos de recarga disponibles, deberán asumir el hábito de programar los viajes para identificar dónde hacer las paradas necesarias para las recargas. Para el presidente ejecutivo para América Latina de General Motors, Santiago Chamorro, se trata de un cambio de cultura y de adaptación a esta nueva tecnología, sobre la que los usuarios están muy inquietos por conocer.
De hecho, el directivo reveló esta semana que en los próximos meses (hacia el segundo semestre) la compañía hará el lanzamiento de su primer vehículo eléctrico en el país, que va a ser además el epicentro del despliegue en Suramérica de esta tecnología por parte de la compañía.
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“Ese tema no lo queremos medir en la región en años, sino en meses”, agregó en diálogo con EL TIEMPO, al precisar que hay un interés importante en Colombia, en Chile y Brasil por este tipo de carros, que si bien hoy en día tienen un costo muy superior, parte de este se compensa con el ahorro de dinero en combustible y en el mantenimiento, al tener menos elementos en fricción como los de un carro tradicional.
De hecho, hoy en día las recargas de energía en Terpel son gratuitas, pero en uno o dos meses se comenzará el cobro, y se estima que el precio final por kilovatio hora, en cargadores rápidos, estaría en torno a los 1.250 pesos, incluyendo el 19 por ciento de IVA.
Así, para un carro como el Mini, con unas baterías con capacidad de 29 kilovatios, la recarga completa, para esos 200 kilómetros de autonomía, costaría 29.000 pesos; y si una BMW iX3 tiene capacidad de 74 kilovatios, la recarga saldría por 74.000 pesos la carga. De acuerdo con Chamorro, a nivel mundial la apuesta de General Motors es muy fuerte, a tal punto que se están invirtiendo 35.000 millones de dólares para lanzar 30 modelos eléctricos hasta el año 2025.
Pero la evolución de esta dinámica tiene nubarrones actualmente. Según Eduardo Visbal, vicepresidente de Comercio Exterior y Sector Automotor de Fenalco, para 2022 se tiene una estimación de ventas de 4.000 unidades de vehículos eléctricos en el país, lo que implicaría un aumento del 201 por ciento frente al 2021. Sin embargo, advierte que lógicamente hay una gran incertidumbre originada en la crisis del transporte mundial y del suministro de autopartes, ya que con el confinamiento del puerto de Shanghái, en China, actualmente hay como 500 buques esperando muelles para atracar y retirar mercancías.