La campaña electoral en Colombia ha llegado a su fin, y ninguno de los candidatos en la carrera por la presidencia logró corregir una deficiencia que resaltamos hace más de dos meses, poco antes de las elecciones legislativas: urgía hablar más de la población migrante en el país y ser más concretos sobre las propuestas de los planes de gobierno enfocadas en responder a las necesidades de estas personas.
Como destacan expertos del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, la migración no es el último reto en la larga lista de pendientes para el próximo presidente. Causó sorpresa la poca visibilidad que se le dio al desafío migratorio que enfrenta Colombia en los debates y en los programas de gobierno, cuando la población migrante ya representa cerca del 4 % de la población total del país, un número ya muy considerable. Aunque claro, es una población que no da votos. Sin embargo, estamos hablando de políticas para cerca de dos millones de personas, que no son políticas de gobierno pequeñas.
Por otro lado, la ausencia no se explica luego de la relevancia que ha tenido este tema para la agenda del gobierno saliente. Si hay una campaña exitosa que recordar de la presidencia de Iván Duque, es la que abordó las necesidades de la población migrante venezolana. Hay muchas cosas por mejorar, por supuesto. Son por lo menos 10 puntos claves, según resaltó el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario en una de sus últimas bitácoras. Por eso mismo, los candidatos tenían un llamado para explicar qué es lo que harán para fortalecer lo que ya se ha construido y hablar sobre sus ofertas para abrir programas que le sumen a lo que ya está puesto en marcha.
Ronal Rodríguez, coordinador de la Bitácora Migratoria del Observatorio de Venezuela, de la Universidad del Rosario, en alianza con la Fundación Konrad Adenauer, resaltó que “ningún candidato tiene una página dedicada al tema migratorio. El que más tiene es el candidato (Sergio) Fajardo, con dos párrafos dedicados al tema de Venezuela y colateralmente al tema migratorio y la lógica del abordaje desde lo venezolano. No obstante, no tiene un capítulo, un apartado o una propuesta desarrollada para los migrantes. Ningún candidato la tiene”.
Eso sí, que las cuestiones sobre la migración no estuvieran tan presentes en los debates y en los planes de gobierno no quiere decir que este fuera un asunto ajeno a la campaña. En la carrera electoral observamos que la población migrante sí fue tenida en cuenta para las elecciones, aunque no por las razones que quisiéramos. Tal y como sucedió en 2018, los migrantes fueron instrumentalizados por ciertos sectores que buscan intimidar a la población local y a la vez alimentan la xenofobia.
El Barómetro de la Xenofobia detectó que en redes sociales se estaban moviendo historias de este tipo: “Es una abogada venezolana aquí en Colombia, vende tinto y apoya a @FicoGutierrez, porque sabe el horror del comunismo que representa @petrogustavo”. El Barómetro explica que son comentarios creados con el único objetivo de generar miedo respecto a la victoria de una candidatura contraria a las simpatías de un sector. A este tipo de comentarios en redes se suma la aparición de vallas publicitarias, como la que se vio esta semana en Santa Marta, la cual decía: “Los venezolanos también querían un cambio, y les tocó cambiar de país. Cualquier cosa menos él”.
Como señalamos, hay muy poco que decir. Rodríguez comenta que, en esta ocasión, la migración no fue un tema relevante. En el caso de Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico, la migración aparece tres o cuatro veces en su programa de gobierno en diferentes apartados, cuando se habla de integración social de población vulnerable, pero no como una dinámica específica. El resto de los candidatos tuvo incluso menos énfasis en esta materia. Lo que se les ha visto han sido pronunciamientos en medios de comunicación y en entrevistas.
Desde El Espectador le pedimos a las campañas que nos contestaran algunas preguntas que, a nuestro parecer, son esenciales para el futuro de la población migrante en el país, además de la obvia: ¿cómo mejorar el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) y qué hacer para agilizar su implementación?El 28 de mayo, es decir, el sábado, vence el plazo para que los migrantes de Venezuela se acojan al ETPV, salvo una excepción: las personas que entren al país con pasaporte sellado hasta el 28 de mayo de 2023. Ya estamos ad portas de la siguiente fase de esta campaña, la de implementación, y hay varios problemas sobre el acceso a bancarización y el sistema de salud para las personas migrantes. Como señala Rodríguez, nos sorprendió que los candidatos no conocían las dinámicas del Estatuto y ofrecían planes que ya estaban incluidos en él. Un muy mal síntoma.
Además del ETPV, una de nuestras preocupaciones es la integración económica. El caso de Canadá, donde se habla mucho de las oportunidades de la migración, es un buen ejemplo en esta área. En este país del norte del continente se han diseñado programas para cubrir la escasez de mano de obra en ciertos sectores convocando a migrantes expertos en ciertas labores para que trabajen en las regiones donde casi no hay profesionales. ¿Podría diseñarse un plan similar para focalizar talentos de la población migrante en Colombia y ayudarles a la vez que nos ayudan?
“El migrante venezolano ha entrado a llenar la larga fila del subempleo en el país. En algunos municipios donde escasea la mano de obra agropecuaria o rural está entrando a mediar y a subsanar esos faltantes de oferta laboral”, señaló el candidato Enrique Gómez, en sintonía con esta idea.
La respuesta de expertos como Néstor Orduz Cárdenas, politólogo, internacionalista y magíster en seguridad y defensa nacionales, es que sí se puede desarrollar algo similar. Sin embargo, el experto resalta que antes de esto hay que hacer un censo poblacional muy estricto que proporcione la información que se necesita para ejecutar esta idea, y que además se comparta esa información.
Orduz también habla de cómo deberían integrarse las bolsas de empleo con los grupos organizados de migrantes en Colombia para cruzar información y así poder focalizar los talentos de esta población en ciertas áreas. Una propuesta interesante que deberían tener en cuenta los candidatos. Si bien hay un consenso general sobre la importancia de la integración económica para la población migrante, las propuestas de los candidatos son prematuras, por no decir “vagas”, y necesitan mucho más desarrollo.
Uno de los candidatos que más comprendió la necesidad de este censo para ejecutar un programa como el canadiense fue precisamente el candidato Gómez, quien dijo que “la documentación es esencial, por lo que es necesario el restablecimiento de las relaciones para saber quiénes son, porque muchos de estos migrantes vienen a pie, qué van a tener plata para pagar un registro civil apostillado para satisfacer los requisitos de Migración para el registro migratorio”.
El candidato John Milton Rodríguez destaca que, ante todo, primero está el desafío de la regularización. “Todo migrante regularizado entra a ser parte de esa fuerza laboral, de esa fuerza empresarial, de esa fuerza emprendedora. Un inmigrante no puede ser alguien ajeno al desarrollo económico y social de un país”. Por eso, dice, aplicaría un principio de “dignidad humana” y también retomaría las relaciones con Venezuela para facilitar los procesos de registros y trámites.
Federico Gutiérrez señaló que “los migrantes en el crecimiento y reactivación económica del país. Colombia debe ser un país con una migración segura y ordenada, que genere oportunidades y esquemas de desarrollo sostenible para miles de cientos de personas que huyen de regímenes dictatoriales”, y resaltó, como Rodríguez, que la regularización “les permitirá a los migrantes conseguir empleos estables que les ayudará a rehacer sus vidas y a su vez, contribuirán al crecimiento económico de Colombia, que es uno de nuestros mayores retos”, pero no habló de programas para ayudar a esta población a encontrar trabajo.
Petro, por su lado, dijo que “es necesario que los programas de inserción laboral y educativa para poblaciones migrantes se diseñen de acuerdo con una caracterización de las poblaciones migrantes residentes en Colombia. Esto implica no solo la realización de un censo, sino el espacio de diálogo y construcción colectiva con esta población”.
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Una segunda tarea en la agenda es la integración de la región para responder a este desafío. Todos los candidatos coinciden en que Colombia debe liderar la coordinación de todo el vecindario en este sentido.El candidato Rodríguez aseguró que “no permitirá la alcahuetería” y va a “ponerle oficio” al Banco Mundial, Naciones Unidas e incluso a la Corte Penal Internacional, a quienes ha viso “muy calladas” sobre la gestión de la crisis y le han dejado todo el trabajo a Colombia.
Gómez, por su parte, es poco optimista frente al multilateralismo regional en América Latina, que considera “muerto” por más de dos décadas por “divisiones ideológicas, el minimalismo propio de nuestras cancillerías y las competencias entre privilegios de cada país desde el punto de vista económico e industrial”.
“Si no nos hemos puesto de acuerdo para el comercio transnacional, menos nos vamos a poner de acuerdo en la factura de los refugiados. Podemos sentarnos y rogarles a las potencias que nos boten migajas para nuestro problema de refugiados, poco creo en eso. Colombia ha perdido completamente su dignidad a cambio de chichiguas de cooperación internacional”, aseveró el candidato.
Gómez criticó a los “barones” de la diplomacia internacional que “siempre con superioridad moral disfrazan una cooperación siempre escasa, condicionada e hipócrita”. “Creo que uno tiene que abordar y vivir con lo que hay, y lo que hay es esa población de entre 1,8 y 2,1 millones de venezolanos que se radican aquí, y lo que necesitamos es generar crecimiento y empleo de calidad para ellos y para toda la economía colombiana. Si nos sentamos a condicionar la ayuda humanitaria, que nuestros embajadores se pongan las rodilleras y saquen de a milloncito de dólares, pues la crisis humanitaria nos va a sobrevenir”, señaló el candidato, quien, por sus palabras, no le vemos interés en la integración regional.
“Salir a buscar apoyo, salir a buscar restricciones, es perder el tiempo en lagarterías”, concluyó.
Para Gustavo Petro, en cambio, “es urgente avanzar en una estrategia y agenda de diálogo bilateral con gobiernos de Centro y Suramérica, y en instancias regionales, orientada al diseño e implementación de medidas conjuntas de integración de poblaciones migrantes en condiciones de dignidad, reconociendo los distintos aportes que conlleva la migración”.
El candidato del Pacto Histórico planea una coordinación de las respuestas a la migración en instancias regionales (Mercosur, CAN, Unasur y Alianza Pacífico) retomando la experiencia de la Conferencia Internacional sobre Refugiados en Centroamérica (Cirefca), y el Acuerdo de San José para refugiados, migrantes y poblaciones desarraigadas en Centroamérica, durante las décadas de los 80 y 90.
“Esto permitió gestionar recursos no solo para la acción humanitaria, sino sobre todo para el desarrollo y la construcción de paz, haciendo de las poblaciones migrantes sujetos y agentes de estos procesos, no solo receptores de ayudas de emergencia. Hoy en día, de los US$321 millones para atender la migración venezolana en Colombia, solo algo más de US$10 millones se destinan a proyectos de integración”, señaló Petro.
Finalmente, sobre la vigilancia de los recursos que provienen del exterior para la población migrante y la transparencia en su manejo, se pronunciaron dos candidatos. Petro señaló que “es necesario diseñar un sistema de evaluación del impacto que tiene la ayuda humanitaria en las condiciones de vida y en los procesos de inserción laboral, económica, social y cultural de poblaciones migrantes que se encuentran en Colombia. Esto permitirá hacer una planeación del uso y destinación de estos recursos hacia soluciones duraderas de largo plazo que incluyan a poblaciones receptoras también”. John Milton Rodríguez manifestó que crearía un modelo de rendición de cuentas articulado a la Comisión Segunda del Congreso. Rodolfo Hernández no contestó nuestras preguntas.
Nuestra conclusión es que, como explica Ronal Rodríguez, “ninguno de los programas de los candidatos responde las necesidades de la migración”. No hay políticas claras frente al aspecto migratorio. “Es casi una inercia. Todos dicen que apoyan el Estatuto, reconocen el espacio que abrió Duque, pero su dominio en la materia es muy bajo. Incluso se ve en Fajardo, quien uno creería que tiene más elementos para analizarlo por la relación que tiene con María Ángela Holguín”, explicó Rodríguez. Falta mucho trabajo y dominio sobre el tema. El próximo gobierno necesita rodearse de expertos que entiendan y atiendan a esta población.