El pasado martes, horas después de conocerse el ritmo récord de crecimiento de Colombia, de 10,6 por ciento en el 2021, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentaba las conclusiones de la revisión periódica a la economía del país que hace su equipo técnico.

Lo que viene ahora es tratar de mantener esa fuerte dinámica, en medio de la incertidumbre política, una inflación acelerada, el empleo rezagado frente al crecimiento o la espera por alzas de tasas de la Reserva Federal.

Sobre todos estos temas, así como el fortalecimiento de la situación fiscal que se nota en la deuda y el déficit, habló el jefe de misión del FMI para Colombia, Hamid Faruqee.
Tras los cierres productivos del 2020, los precios en el mundo suben por fenómenos de oferta como la crisis logística. ¿Cómo se ha visto eso en Colombia?

Tiene razón en que el papel de los choques de oferta ha sido un importante motor. En el caso de Colombia, en particular, los precios de los alimentos han sido un importante motor de la inflación. Los precios de la energía también, y los precios de las importaciones a través de las interrupciones del suministro que hemos visto a nivel mundial. La inflación de Colombia subió a casi el 7 por ciento en enero. Creemos que algunos de esos choques de precios podrían acompañarnos durante el primer semestre de este año.
Hamid Faruqee, jefe de misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Colombia.
El Tiempo / cortesía
Si los precios suben por choques de oferta, ¿por qué subir las tasas de interés, que tienen efecto en la demanda?

Una faceta es la medida en que esas perturbaciones de los precios se están transmitiendo a las presiones inflacionarias subyacentes, como en los costos y en los salarios. En Colombia, también se observa cierta indexación a la inflación del año pasado.

Vemos más riesgos al alza que a la baja para la inflación en este momento, en parte porque en Colombia hay bajos excesos de capacidad productiva, por lo que los choques pueden ser más inflacionarios ahora de lo que serían en caso contrario. Las tasas de interés siguen siendo bajas y acomodativas. Creemos que el banco central tiene que desempeñar su importante papel en lo referente al objetivo de inflación por estas razones.

¿Cómo ve, entonces, la respuesta del Banco de la República?

En enero subió la tasa de interés de política en 100 puntos básicos. Una decisión que apoyamos. Creemos que el endurecimiento acelerado era necesario para evitar que la inflación se convirtiera en un riesgo mayor para la economía en el futuro, por lo que es importante asegurarse de ello. Y vemos que probablemente sea necesario un endurecimiento adicional y que se concentre en el primer semestre de este año, dados los tipos de choques y las presiones inflacionarias subyacentes que tenemos.

Parte de lo que el banco central trata de hacer es mantener las expectativas de inflación bien ancladas, y hace un buen trabajo al respecto. Pero hemos visto cierto aumento de las expectativas de inflación a corto plazo e incluso a más largo plazo. Así que creemos que es un momento importante para que el banco central continúe con su ciclo de endurecimiento en el futuro y mantenga su credibilidad con su marco de objetivos de inflación.
Previsiones como el aumento de la deuda y el déficit resultaron menores a lo previsto…

Con la pandemia, Colombia vio un fuerte aumento de la deuda pública. Pero con un crecimiento fuerte en 2021, del 10,6 por ciento, Colombia ya ha logrado que la deuda entre en una senda decreciente. Comenzó a bajar en 2021, antes de lo esperado. En 2021, el déficit fiscal fue alrededor de 1,5 puntos del PIB menos de lo que se esperaba originalmente. Y hay una oportunidad de tener una mayor reducción del déficit este año con el fuerte crecimiento que esperamos del 4,5 por ciento.

¿Eso da un respiro al próximo gobierno frente a una nueva reforma fiscal?

El ahorro de los ingresos fiscales derivados de un mayor crecimiento es una oportunidad para fortalecer aún más las finanzas públicas. Para que el Gobierno reduzca el déficit aún más, y un déficit del 6,2 por ciento del PIB es alcanzable en el contexto de un mayor crecimiento.

En relación con el próximo gobierno y la reforma fiscal, creemos que una de las ventajas de tener un mejor déficit este año facilitará el ajuste para la próxima administración. Tendrá menos presión para realizar un ajuste más brusco en el primer año de gobierno. Así que esa es otra razón por la que pensamos que la reducción adicional del déficit este año beneficiaría a Colombia.

¿Qué papel juega en esto el cambio en la regla fiscal?

La Ley de Inversión Social ha reactivado el marco fiscal de Colombia. Ha introducido un anclaje de la deuda y ha establecido una trayectoria de transición para los déficits fiscales durante los próximos años hacia la nueva regla fiscal. Creemos que es un paso importante para restablecer el ancla fiscal de Colombia. Y corresponderá al recién creado Comité Autónomo de Regla Fiscal ayudar a supervisar el nuevo sistema y guiar a Colombia para que cumpla sus objetivos en términos de su trayectoria de déficit a lo largo del tiempo, incluso para el nuevo gobierno. Es un paso importante en términos de continuidad política.

¿La reducción de la deuda antes de lo previsto y el mejor crecimiento podrían afectar la calificación crediticia?

Es una decisión que corresponde a las agencias de calificación. En la medida en que las finanzas públicas de Colombia continúen fortaleciéndose en la trayectoria actual, eso reduce la vulnerabilidad que Colombia podría enfrentar ante un cambio en las condiciones de financiamiento. Y en última instancia, dependiendo de los planes y ambiciones del Gobierno en cuanto al ajuste fiscal y la consolidación de su deuda, eso puede ciertamente ayudar a fortalecer el caso de Colombia frente a las agencias calificadoras.
La dependencia de Colombia de las materias primas o el covid son algunas de las vulnerabilidades a las que se enfrenta el país. ¿Añadiría a estas la incertidumbre política?

En cuanto a la cuestión de las elecciones, hay incertidumbre hasta que se celebren. Así que esa es una incertidumbre política que está ahí. Tendremos que esperar hasta mayo y junio para resolverla. De nuestras conversaciones con los analistas del mercado, algunos mencionan que actualmente hay implicaciones para las decisiones de inversión, ya que se preocupan por el resultado de las elecciones.

Pero en el caso de Colombia, además de los riesgos externos que usted planteó, otro que yo añadiría sería la gestión del mayor déficit externo que tiene Colombia, que aumenta su exposición a los cambios en las condiciones financieras mundiales. Y, con la normalización de la política monetaria que se está llevando a cabo en las economías avanzadas, habrá expectativas de subidas de las tasas de interés, por ejemplo, por parte de la Reserva Federal. Existe un riesgo potencial en torno a la fluidez de dicho proceso. Y eso es algo que los mercados emergentes como Colombia que tienen altos déficits externos querrán tener en cuenta.
¿Qué hace falta para que la recuperación del empleo se corresponda con el aumento de la producción?

Es un fenómeno más amplio que vemos en muchos países. Más allá de los ajustes habituales entre el mercado laboral y la economía en general, existe esta noción de que los mercados laborales tienen un rezago comparado con el ajuste del PIB. En otras palabras, la recuperación del empleo no está siguiendo el ritmo de la recuperación del PIB en Colombia. La buena noticia es que hemos visto que se ha recuperado cerca del 80 por ciento de los puestos de trabajo perdidos durante la recesión en la pandemia.

Pero al mismo tiempo, el desempleo sigue siendo alto y hemos visto que ciertos segmentos del mercado laboral han abandonado la población económicamente activa. Definitivamente hay que trabajar para ver el último tramo del ajuste y tener un ajuste más completo del mercado laboral en el futuro.

¿Cómo evalúan la respuesta en la coyuntura?

Mencionaré un par de cosas sobre lo que podría ayudar en términos de ese ajuste del mercado laboral. Algunos de los problemas en Colombia ocurren entre el trabajo formal y el informal. Hemos visto una recuperación bastante buena, para el empleo formal, en parte debido a las acciones de apoyo que el Gobierno ha tomado, con programas como el Paef durante la pandemia. Pero en términos de un ajuste más estructural, todavía queda trabajo por hacer para reducir la brecha entre los salarios y los costos laborales.

Parte de esto requerirá cosas como la reforma de las pensiones en el futuro. Así que hay áreas que pueden mejorar las perspectivas de empleo. Algunos problemas son más difíciles de diagnosticar, como la razón por la que algunas personas han abandonado la fuerza de trabajo dada la pandemia. Algunas de las explicaciones giran en torno al desajuste entre las cualificaciones y los puestos de trabajo. Eso es algo que tenemos que analizar.

¿Y qué decisiones puntuales ven?

Creemos que algunas reformas estructurales pueden ayudar en el caso de Colombia. Cosas relacionadas con el frente migratorio, son el programa de protección temporal o TPS para los migrantes venezolanos. Creemos que eso aumentará el acceso al mercado laboral a casi 1,8 millones de migrantes en Colombia. Eso mejorará su integración económica, aumentará el potencial económico de Colombia y fortalecerá el mercado laboral en el proceso.

Otras áreas que mencionaría son las que ayudan a reducir esos costos laborales no salariales, ampliar el acceso a la seguridad social y mejorar la formalización de los trabajadores. Creemos que eso ayudaría a aumentar las perspectivas de empleo, apoyar la productividad laboral y, en última instancia, aumentar el potencial de crecimiento de Colombia.

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