Este primero de septiembre llega a los cines del país Árbol rojo, una película colombiana dirigida por el bogotano Joan Gómez y las productoras Sonia Barrera y Viviana Gómez. Este filme presenta la historia de Eliécer, Esperanza y Yoiner, tres almas completamente diferentes que se juntan para llegar a un mismo destino: Bogotá.

El silbido de los pájaros, mezclado con el sonido de la gaita y el cacareo de las gallinas, es parte del paisaje sonoro que se escucha en esta película. La marimba y el acordeón participan en varias escenas, mostrando una pequeña parte del sabor costeño del país. Letras como “En enero Joche se cogió un mochuelo en las montañas de María” son algunos de los ritmos caribeños que se disfrutan en esta producción.

El mar “picado” del Rincón del Mar (ubicado en Sucre) y el calor de este municipio son el origen de esta historia que finaliza en las temperaturas bajas de la capital del país. Eliécer, interpretado por el actor Carlos Vergara, conocido por su actuación como el papá de Diomedes y el papá de Luis Andrés Colmenares, emprende un viaje inesperado que lo lleva a reflexionar sobre sus orígenes. De estos, su recuerdo amargo tiene dos protagonistas: la gaita y quien le enseñó a tocarla, su padre.

“Eliécer tiene unas raíces que trata de olvidar, que trata de pelearse con eso, que creo que nos ha pasado a todos a nivel de sociedad en el país. Como que hemos tratado de esconder lo que somos, la cultura, lo bueno, a nivel cultural, de nuestras raíces, por muchas razones… Por vainas impuestas, que nos asocien: ¡ah!, que el costeño es mal hablado, ¡corroncho!… A veces los seres humanos tratamos de esconder esas cosas. Eliécer al comienzo no está orgulloso de eso y creo que también en ese sentido hay un viaje positivo y es que se va acercando a la gaita y termina tocándola, volviéndose a conectar con su esencia”, le contó Carlos Vergara a SEMANA.

La gaita, popular por su participación en la cumbia y en otros ritmos musicales, es el hilo conductor que atraviesa toda la película. El abandono de un padre, el abandono de una madre y el abandono de las raíces son los relatos narrados a través de este instrumento.

Esta película muestra un viaje por el territorio colombiano, en el que sus personajes viven en el país de los noventa, cuando el conflicto y la solidaridad no podían habitar un mismo lugar.
“La gente se va con una sensación de unos personajes entrañables y humanos. Yo creo que como punto de partida, cuando vas a escribir un guion, partes de ese hecho: vamos a hablar de unos personajes entrañables y humanos que realmente involucran al espectador y al final del camino lo logras. Eso es maravilloso. Para mí es eso. El haber logrado una película de la cual el espectador diga: yo viví ese viaje con esos personajes, tuve la posibilidad de vivir emocionalmente ese viaje y entender cosas esenciales de los lazos familiares, y una famosa frase de Rubén Blades: ‘Familia es familia y cariño es cariño’, y que creo que tiene una conexión muy importante con la familia”, contó Joan Gómez, director de la película.

La familia y los lazos que establece, al igual que un árbol con sus frutos, es el tema principal de Árbol rojo. La historia de esta obra nació de la importancia de hablar sobre aquellas heridas por sanar en la familia. Este es un nicho, que según indica el director, es rico y poderoso como relato.

“Todo este elemento de la gaita, como es una herencia, y como la gaita no se escribe, es herencia y lo aprendes por tradición oral, entonces apareció como un elemento metafórico perfecto, como un hilo conductor de la historia. Hablemos de la gaita desde el punto de la vista de la herencia. Dos personajes que no quieren recibir una herencia o mejor: cada uno lo recibe de diferente manera, según como le tocó. Dos medios hermanos que cuya herencia uno rechaza y el otro quiere. La música como herencia y luego aparece el viaje y aparece el país”, contó Gómez.

La travesía de estos personajes, en que la traición, la ira, la nostalgia y el duelo hacen presencia, concluye así como inicia: con el sonido de la gaita, interpretada por un hombre vestido de guayabera blanca y sombrero vueltiao. Un sonido que al principio se muestra como tragedia y finaliza como símbolo de alegría.

“Yo me conecto mucho con una capa de lectura de la película y es el tema de la paternidad y la maternidad responsable. Yo creo que como sociedad nosotros no hemos halado lo suficiente de eso y no hemos hecho saber las consecuencias que eso tiene en la sociedad. Para mí es un tema de violencia”, cuenta el protagonista de esta producción.

La película del director Joan Gómez Endara tuvo su estreno mundial en el Black Nights Tallinn Film Festival en Estonia y, durante su participación en el Festival de Cine Latinoamericano – CinéLatino, de Toulouse, fue descrito por la crítica como ‘una carta de amor’.

Árbol rojo es una película que lleva al espectador a viajar en canoa, camión y a pie. A vivir un viaje hacia el pasado, para reflexionar sobre sus orígenes y hacia el futuro, para pensar sobre qué hacer con aquel peso de lo que no se desea tener, pero no se puede evitar: las raíces. El director de esta obra explica lo que espera que la audiencia sienta.

La vida tranquila y bastante rutinaria de Eliécer se vuelca patas arriba cuando, al morir su padre, Esperanza, su desconocida media hermana de ocho años de edad, es llevada hasta la puerta de su casa. Reacio a que su vida sea interrumpida, Eliécer empaca su ropa y emprende un viaje a la capital en busca de la madre de la niña. A ellos se une Toño, un lanchero que sueña con convertirse en campeón de boxeo en la gran ciudad. Durante la travesía, se enfrentarán a mucho más que el camino.
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