La carretera más larga del mundo era a su paso por el Cauca y Nariño (Colombia) un infierno. Las quejas de estos departamentos del suroccidente del país se acumularon durante las últimas dos décadas pero ningún Gobierno atendió nunca sus demandas. Hasta que este lunes, después de meses de intensas lluvias, la tierra se abrió y miles de toneladas cayeron sobre la vía Panamericana. El derrumbe se comió también 64 casas y alguna escuela rural y dejó a cientos de personas atrapadas. no hubo muertos gracias a las voces que alertaron del desastre.
Nariño se quedó desde entonces incomunicado del resto del país. La carretera que une todos los países americanos es la única vía decente que conecta a este departamento del sur con el centro de Colombia. Hay alguna alternativa rural, pero no es apta para el transporte de mercancías. Durante un tramo de unos 700 metros de carretera se acumula la tierra y todo lo que arrastró con ella. “La situación está muy complicada, todo Nariño está incomunicado. Ni sale ni entra nada”, dice desde Pasto el exsenador nariñense Luis Eladio Pérez.
Al Gobierno de Gustavo Petro le ha tocado ahora atender unas demandas eternas. El presidente dio desde el primer momento señales de volcarse con la tragedia. Cuando sucedió, estaba en Chile y decidió volver a Colombia. No es la primera vez que la peor ola invernal en una década, con lluvias extremas en todo el país, toma protagonismo en la agenda del Gobierno. El Ejecutivo se ha visto obligado a destinar 2,1 billones de pesos (414 millones de dólares) para mitigar sus efectos, una suma que ahora se quedará pequeña con el tapón de tierra en el sur.
Desde Nariño y Cauca llegan las llamadas de auxilio para solucionar cuanto antes una situación que sume a la región en una grave crisis, que afecta al abastecimiento de alimentos y productos básicos. El gobernador del Cauca, Elías Larrahondo Carabalí, calcula que las obras para retirar la tierra pueden durar unos 15 días, pero es solo una estimación. “El tema es de una magnitud enorme y muy preocupante, por eso pedimos ayuda al Gobierno Nacional”, ha dicho. El exsenador Pérez piensa que habrá que trabajar rápido en abrir vías alternas, pero asegura que recuperar la principal llevará meses.
El Gobierno hasta ahora trata de mover a quienes se quedaron atrapados y en facilitar la llegada de productos, a través de la frontera con Ecuador y desde el puerto de Tumaco. También se han aumentado el número de vuelos entre Pasto (Nariño) y Cali (Valle del Cauca). Sin acceso por carretera, los precios de los billetes se han disparado, por lo que se ha decretado la exención de tasas en tres aeropuertos de la zona. Las personas que han perdido sus casas, más de 700, ya están en albergues y el presidente se ha comprometido a comprar “tierras fértiles para reubicar las familias campesinas”. Petro intentó este martes visitar la zona, pero el mal tiempo impidió que aterrizara su avión.
Las lluvias y sus efectos son ahora una prioridad para el Gobierno, embarcado en mil frentes políticos en estos primeros meses de mandato. Más de 400 municipios se han declarado en calamidad en los últimos meses por las precipitaciones, que además de movimientos de tierra han arrasado cosechas y tierras. Las próximas semanas también serán críticas, pues no se espera que la situación remita hasta febrero.
En Nariño quieren soluciones para un departamento que suma al desarraigo de un país tan centralista como Colombia, la pobreza y la violencia. Un lugar en el que los colombianos se sientes ignorados por el resto del país. Ahora el presidente se ha comprometido un impulsar un proyecto “con una inversión billonaria” para trazar una nueva ruta que mejore la movilidad de toda Suramérica y los departamentos del sur con Bogotá y el centro del país.